El vacío en San Juan de la Cruz y en el zen.

Lo que no es el vacío. Mucha gente no entiende el vacío. No tiene experiencia de él; piensan que el vacío borra todas las imágenes, se desembaraza del pensamiento, deja en blanco la mente, se convierte en cadáver. Pero esto no es el vacío. En el Zen, por ejemplo, se puede entrar en el vacío escuchando el sonido de un salto de agua, observando la caída de la flor de un melocotonero o atendiendo el ritmo de la propia respiración. El vacío se constituye con el desprendimiento, la ausencia del apego, la inexistencia de ataduras, y no eliminando las cosas. No me apego a las palabras, pero puedo usar las palabras; no me apego a las representaciones, pero puedo tener representaciones mentales. En una palabra, el vacío no es una aniquilación del pensamiento, los sentimientos y la imaginación (de ser así, los cristianos lo rechazarían con razón), sino la purificación de todo eso. Santa Teresa de Ávila penetró en el vacío y veía a Jesús en él. Creo que los dos discípulos que ...