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Mostrando entradas de enero, 2012

Suele pasar, ¿verdad?

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20 formas sanas de responder a un insulto.

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Hay un sabio principio de la navegación que reza: “No importa cómo soplan los vientos, sino cómo uno ubique las velas. En el mismo mar y con las mismas condiciones climáticas dos barcos a vela pueden dirigirse en direcciones opuestas.” Del mismo modo, lo primordial ante el insulto no es el agravio recibido, sino la forma en que respondemos a él. Y lo podemos hacer de dos grandes modos: 1) Nos ubicamos como espectadores, nos sentimos víctimas y reaccionamos con violencia. A su vez, siendo espectadores, podemos ser pasivos o activos. En el primer caso, estamos llenos de ira, pero nos sentimos impotentes de reaccionar (las personas que proceden así tienen tendencia a la depresión, al cáncer, a las enfermedades auto inmunes e infecciosas y a la diabetes). En el segundo caso, descargamos nuestra ira y, a la violencia recibida, oponemos más violencia (las personas que proceden así tienen tendencia a las enfermedades cardiovasculares). Como aquel hombre que se autodefinía como